Artículo | Intelligent Investment
Hacia qué modelo se dirigen las inversiones agrícolas en nuestro país
España es la región líder de Europa en diversificación de cultivos, lo cual permite diversas estrategias de inversión debido a nuestra ubicación y la climatología.
febrero 5, 2024 5 Consumo de tiempo Read

Este crecimiento genera una serie de retos o desafíos como son, la necesidad y escasez de recursos, los efectos de la agricultura y el aumento poblacional sobre el clima y la contaminación, necesidades habitacionales y flujos migratorios derivados del cambio climático y, en efecto, de la alimentación.
La FAO estima que la agricultura deberá aumentar más de un 60% su producción de alimentos, forraje y biocombustibles de los que producía hace 10 años, para cubrir la demanda en el año 2050, esto supone un crecimiento anual del 1.73% en la productividad total. Estas ratios requerirían un aumento del doble de la productividad de alimentos actual del África subsahariana y Asia meridional y del aumento en más de un tercio en el resto del mundo, si consideramos su productividad actual.
No podemos obviar que la producción agrícola creció de manera sostenida entre el año 1969 y 2015, debido principalmente a la mejora de las técnicas de cultivo, el descubrimiento de variedades resistentes, la mejora y selección genética de las mejores variedades, así como una expansión del uso de tierra destinada a superficie agrícola; este crecimiento, si bien sigue produciéndose está empezando a comportarse de manera asintótica y estabilizándose, según la FAO.
Este aumento de necesidades alimentarias no es una cuestión única y exclusivamente de toneladas de producto final, sino también del consumo de proteínas. A medida que la calidad de vida aumenta y las naciones se vuelven más prósperas, se desarrolla una clase media creciente y demandante de mayores cantidades de proteínas de origen animal, como es la carne de vacuno, las aves, los cerdos y el cordero. Según la FAO, este consumo aumentará un 21% hasta 2027, lo que requerirá, a su vez, un aumento de la producción de grano y forraje para la alimentación animal.
La agronomía, la ecología, la economía y otras ciencias son conscientes de este reto y llevan décadas planteando soluciones teóricas a esta cuestión que no están exentas de críticas y mejorías. En origen la cuestión residía en, cómo aumentar la producción de alimentos sin mermar los recursos de los ecosistemas, cómo aumentar la superficie agrícola sin destruir las áreas forestales y permitir el acceso a la tierra por precio y disponibilidad.
Según la FAO, tomando como referencia el año 1960, a cada ser humano “le tocaba” aproximadamente 0.4 hectáreas agrícolas respecto del total mundial, mientras que esta ratio descenderá a 0.2 hectáreas agrícolas por persona cuando alcancemos el hito poblacional del año 2050.
En efecto, todos tenemos memorizada la cifra de población, la necesidad de alimentos y tenemos clara la solución, producir más con menos. En agricultura, han existido en las últimas décadas dos vertientes o maneras de comprender este desarrollo y que se explican en todas las facultades de agronomía; si bien parece que no existe una solución correcta sino más bien dos ideas que están, bajo el juicio de algunos, destinadas a converger y que cada vez son más visibles en el modo de funcionamiento de las inversiones agrarias a gran escala, el Land Sparing o Separación de Usos del Suelo y el Land Sharing o el Uso Compartido del Suelo.
¿Qué es LAND SPARING o Separación del suelo?
En primer lugar, el Land Sparing, es un término en inglés introducido por Waggoner en el año 1996, el cual, defiende una agricultura en la que se pretende mejorar la eficiencia agrícola y por lo tanto un incremento en la producción de alimentos, forrajes y biocombustibles mediante la tecnificación y la intensificación en un determinado entorno, a la vez que se protege la biodiversidad en otro.
Es decir, unos sectores de tierra se utilizarán de manera intensiva, única y exclusivamente, para la producción de alimentos mientras que otros, más extensos, se destinarán para conservación de las especies y del medioambiente. En efecto, esta hipótesis defiende que sería posible mantener unos altos rendimientos agrícolas, alcanzando los objetivos del año 2050, mientras se mantiene la biodiversidad en otras localizaciones al no necesitar transformar superficie forestal en superficie agrícola útil.
En resumen, la teoría del Land Sparing separa la producción y la conservación en áreas distintas, promueve una intensificación de la producción, una menor superficie agrícola necesaria debido a su intensificación y la mejora de rendimientos productivos. Esta agricultura sostiene la necesidad de aportar inputs y fertilizantes a la tierra para mantener la fertilidad del suelo, (principalmente nitrógeno mineral) los altos rendimientos y se basa principalmente en el monocultivo.
¿Qué es Land sharing o uso compartido del suelo?
Al inicio de los años 2000 Perfecto y Vandermeer sostenían una agricultura alternativa y ecológica que corresponde al término Land Sharing, hipótesis que promueve que la conservación de especies y biodiversidad se realice en las mismas áreas agrícolas donde se producen los alimentos y por tanto que esta producción agrícola se vea beneficiada por las sinergias creadas en este ecosistema entre los microorganismos del suelo, las plantas adventicias, las comunidades; empleando un mayor uso de tierras para producir rendimientos agrícolas equivalentes sin necesidad de crear santuarios de biodiversidad ya que se consigue un equilibrio entre la producción y el ecosistema.
Se podría resumir, que la teoría del Land Sharing promueve la conservación de las áreas agrícolas, que este tipo de producción beneficia a los ecosistemas, que es posible aumentar el área agrícola actual (produciendo más alimentos y logrando así los objetivos) si necesidad de destruir los ecosistemas, un menor uso de inputs y la necesidad de aportes minerales nitrogenados para mantener la fertilidad del suelo, y la casi, obligatoriedad, de la diversificación y asociación de cultivos.
Land Sparing vs Land Sharing
Estos dos modelos han sido estudiados, de una manera casi, ideológica y han sido criticados o propuestos a mejora de manera teórica y empírica.
Las principales críticas que ha recibido el Land Sparing en la bibliografía especializada son, en primer lugar, la consideración como solución simplista, que los modelos teóricos que la sustentan no son acordes a la realidad, que se omite la importancia de la diversidad alimentaria y que deja a un lado la calidad nutricional ofrecida por estos alimentos frente al resultado de los kilos producidos. Adicionalmente se ha considerado que la industrialización y la intensificación produce problemas ambientales mayores en aquellas zonas reservadas para la biodiversidad.
El Land Sharing ha recibido críticas relativas a falta de detalle en la cuantificación de la productividad, que producen mucho menos que los sistemas industrializados e intensivos y que por lo tanto no es posible llegar a los objetivos de producción de la FAO, que su aporte a la biodiversidad integrándola en la producción es menor que la aportada mediante la separación de terrenos y también se ha indicado que la superficie real, destinada a la conservación del medioambiente acaba siendo menor que la producida mediante la separación de usos del Land Sparing.
Intensificación sostenible
En todo debate surge un tercero en discordia y en la última década se ha estado alegando que ambas teorías abordan problemas complejos de manera simplista, que no considera la gran diversidad de paisajes y regiones agrícolas que existen en el mundo y por lo tanto su aplicabilidad a todos los ecosistemas y tipologías de cultivo.
De manera adicional, el consumidor es cada vez más demandante de productos sostenibles y respetuosos con el medioambiente, por lo que el productor debe disponer de certificados de calidad, de producción ecológica y sostenibilidad para su salida al mercado.
La Política Agrícola Común europea, en su nueva redacción también pretende promover unos ingresos justos para el agricultor, incrementar la competitividad, balancear la cadena alimentaria, actuar sobre el cambio climático, una mayor preocupación por el medioambiente mediante la implementación de áreas de biodiversidad, proteger la calidad de los alimentos, recuperar las áreas rurales y promover el relevo generacional.
Es por ello, que se ha acuñado el término de Intensificación Sostenible como una suerte de teoría que pretende que estos modelos sean complementarios entre sí y obligados a entenderse, en el cual, se pretende producir de manera intensiva obteniendo grandes rendimientos, respetando y promoviendo la conservación del medio ambiente y las especies y además impactando de manera positiva en las comunidades, los agricultores y ganaderos.
Las inversiones agrícolas en España y el mercado de la tierra
Este hecho ha acabado poniendo el foco en las inversiones agrícolas y el mercado de la tierra en nuestro país y gracias a las características de España, se podría decir que estas teorías tienen adaptabilidad y convergencia en su totalidad al territorio.
España es la región líder de Europa en diversificación de cultivos, lo cual permite diversas estrategias de inversión debido a nuestra ubicación y la climatología. La península ibérica es una de las pocas regiones del mundo que disfruta de un clima mediterráneo y su combinación única de condiciones climáticas y de suelo hacen que la tierra sea altamente productiva, siendo ideal para cultivar una amplia gama de cultivos de alta calidad y alto valor.
Pese al aumento de precios de la tierra de regadío en España en los últimos cinco años debido a la necesidad de agua, estos precios de la tierra siguen siendo competitivos frente a otras regiones. En los últimos 5 años, el precio de las tierras cultivables de regadío ha aumentado en promedio, subiendo más del 5% en algunas regiones de Iberia como Andalucía Litoral y entre un 2 y un 5% como Extremadura, Comunidad Valenciana y Castilla La Mancha. Sin embargo, los precios de la tierra aún están muy lejos de los niveles vistos en otras partes del mundo, como California y Australia.
Por otro lado, España sigue siendo una de las principales fuerzas de la industria agroalimentaria, tanto a nivel europeo como internacional, siendo España el cuarto exportador internacional de la UE, es considerada la Huerta de Europa para cultivos de alto valor y en términos agroecológicos, 800.000 hectáreas de tierras agrícolas han hecho la transición de convencional a orgánica, lo que significa que el porcentaje de tierra cultivada orgánicamente ha crecido un 41% entre 2012 y 2020.
En cuanto a la diversificación, se mantiene por un lado la intensificación de cultivos tradicionales como el almendro y el olivo, y sigue la tendencia de crecimiento de la superficie dedicada a aguacate, con un crecimiento del 40% en los últimos 5 años, pistacho, nueces y avellanos con un crecimiento del 158% de superficie en los últimos 5 años. Adicionalmente, cultivos tropicales y los denominados berries (fresas, arándanos, moras, frambuesas, etc..) también aumentan su superficie cultivada con un 292% y 28% respectivamente en los últimos 5 años.
Finalmente, el sector está ofreciendo posibilidad de inversión en base a las necesidades de riesgo y rentabilidad deseadas. Por ejemplo, se están ejecutando operaciones de Buy and Leaseback, con rendimientos esperados del 4,5% al 6%, la adquisición de tierras para que sean operadas por un tercero experimentado, ofreciendo rendimientos entre el 8% y el 12% y, por último, adquisición de empresas del sector de la alimentación o participaciones con rendimientos superiores al 12%.
Sea cual sea la manera de producir, España cumple y tiene los mimbres suficientes para adaptarse a cualquiera de las situaciones, produciendo más, produciendo mejor, produciendo calidad, produciendo de manera sostenible y haciendo atractivas las inversiones agrícolas en términos de rentabilidad.
Artículo realizado por Daniel Castello, Consultor Senior Valoraciones
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